Una inocente y plácida bebé filipina fue registrada por el Fondo de las Naciones Unidas para la Población (UNFPA) como la habitante 7 mil millones del planeta Tierra. Normalmente las primeras palabras escuchadas serian: bienvenida. Desgraciadamente eso no sucedió, el secretario General de la ONU, Ban Ki-moom, en un tono un poco triste, dijo, "el nacimiento del niño no tiene nada de alegre en una fecha como esta". Su temor son limites que el planeta puede resistir ante el crecimiento de la raza humana.
En solo 12 años la Tierra ha pasado de 6.000 a 7.000 millones de habitantes, el crecimiento demográfico más vertiginoso de la historia. Cada año nacen 83 millones de personas. Y lo que es más alarmante, la mayoría de los nacimientos ocurren en países pobres.
De los 7 mil millones de habitantes, la mitad vive con alrededor de 60 dólares mensuales, que apenas alcanza para sobrevivir. Mil millones no tienen acceso al agua. 200 millones están cesantes. 800 millones habitan en zonas marginales sin servicios básicos y más de 900 millones de niños, jóvenes y adultos están desnutridos o mal alimentados, cuando menos del 50% de los cereales se usan para alimentar a personas. Se calcula que en la Tierra hay más de 800 millones de analfabetas.
Ojalá que la niña filipina no integre la inmensa lista de 67 millones de infantes del mundo que no tienen acceso a la primaria o la de los 72 millones de jóvenes sin educación secundaria o media. Mucho menos que pase a estar en la dramática estadística de los 21 mil niños y niñas que mueren cada día en este planeta por causas evitables, lo que lleva a casi 8 millones de menores de edad fallecidos por falta de medicina, atención de salud, agua y alimentos
"Hoy tenemos los medios para alimentar al doble de la población mundial. Por tanto, si una persona muere de hambre, en realidad ha muerto asesinada".
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